Nosotras por diferentes motivos no pudimos hacer el Bonete junto con todo el grupo, así que lo hablamos luego y decidimos intentarlo solas, teníamos muchas ganas de hacerlo.
Partimos Cecilia y yo, Andrea, desde Plaza de Mulas el 14 de enero 2008, ese día el grupo salió temprano hacia Cambio de Pendiente, nosotras salimos un poco más tarde, después de un buen desayuno, hacia el Hotel de Plaza de Mulas, por suerte se veía que el sol nos iba a acompañar. Después de caminar aproximadamente 20 minutos pasando por unos penitentes de hielo (que ya a esa altura del verano y de tanta gente que pasa por ahí todos los días, era prácticamente barro), de cruzar un “seudo puente” de dos tablones y de unas cuantas subidas y bajadas llegamos al hotel, al verlo decidimos que a la vuelta tomaríamos algo caliente en la cafetería antes de regresar al campamento (ya que esta la posibilidad de ese lujo en la montaña, no lo íbamos a desperdiciar!!).
- NOTA MDA: El Hotel se encuentra actualmente cerrado 2012 y 2017-
Continuamos por el camino, a los pocos minutos encaramos la primer subida con una pendiente considerable, después de la primer pendiente, al rato, luego de varias subidas y bajadas nos topamos con unos de penitentes de hielo, después de varios resbalones y un par de caídas en el hielo logramos cruzarlo (la verdad es que estuvo muy divertido), eso si, no salimos a la altura del camino, en realidad salimos de los penitentes un poco más arriba del sendero, después de retomarlo, a pocos minutos nos encontramos con un arroyo, decidimos parar para ponernos las polainas, por si terminábamos patinando en alguna piedra del arroyo (yo ya tenia los pies bastante lastimados como para arriesgarme a tener que seguir caminado con las medias mojadas). Mientras nos poníamos las polainas nos pasa un grupo de extranjeros con su guía, nos saludamos, aunque el único que hablaba castellano era el guía (como la mayoría de los grupos que uno encuentra), luego durante el camino los volveríamos a encontrar varias veces.
Cruzamos el arroyo (sin mojarnos!), luego de más o menos 30 min. de caminata decidimos parar para almorzar, queso, salamin y galletitas (todo un banquete en la montaña), continuamos subiendo y bajando (pero sin ganar mucha altura), atravesamos un pequeño acarreo y luego un arroyito, ahí de nuevo comienza una pendiente de pedrero bastante pronunciada hasta llegar al segundo penitente de hielo (mucho más chico que el anterior) donde paramos para comer algo y hablar por radio con los chicos. Continuamos por un sendero en zig zag ya que era otro pedrero donde nos cruzamos con un grupo de militares que estaban bajando “esquiando” por las piedras, al vernos pararon para saludarnos y nos alentaron para que lleguemos a la cumbre.
Cuando termina el sendero ya parece que falta poco, pero no, todavía faltan más o menos 30 min., a la derecha comienza un sendero entre piedras escarpadas, luego de caminar y seguir caminando cuando uno cree que ya llega a la cumbre y ya estas cansado, el camino hace un giro a la izquierda y sigue subiendo, ahí te das cuenta que todavía falta! ese último tramo se hace interminable.
A metros de llegar a la cumbre las dos vemos a una persona que se pone de pie allí mismo, nos saluda con la mano, se vuelve a sentar y lo dejamos de ver, cuando llegamos a la cumbre no lo encontramos, nos preguntamos por donde bajo, ya que no hay otro camino para bajar que por donde subimos nosotras y al otro lado hay un precipicio. Nos quedamos con la intriga pero ya estaba muy cansada como para seguir pensando en eso, recién nos volvimos a acordar en la última noche en Plaza de Mulas, cuando estábamos todos juntos tomando algo después de cenar y comenzaron a relatar historias de fantasmas (NOTA MDA: Hay otro camino, mirando a Plaza de mulas que nace a poco de la cumbre, pero mas empinado)...
Al llegar a la cumbre, al principio dudamos, porque no hay ninguna cruz (que generalmente se encuentra en muchas montañas), pero luego encontramos el tornillo encajado en la piedra que indica la cumbre, como nos habían comentado los chicos, nos saludamos con Cecilia, le agradecí por alentarme en el ultimo tramo para continuar, tomamos lo poco que nos quedaba de agua y le contamos a los chicos por la radio que llegamos a la cumbre, nos transmitieron todas sus felicitaciones y alegría, estábamos solas pero acompañadas por ellos, luego de las fotos decidimos regresar, ya era bastante tarde y se veían venir unas cuantas nubes, los militares que nos cruzamos ya nos habían advertido que no nos quedemos mucho ahí, porque podía nevar (por suerte al final no fue así).
La vuelta es más llevadera, aunque el cansancio acumulado se siente, pero como las pendientes que son más pronunciadas son pedreros son bastante fácil de bajar esquiando sobre las piedras. Durante el regreso, después de quedar un poco mojada por algunas metidas de pata en los penitentes de hielo, en lo único en que pensaba era en el rico chocolate caliente que me iba a tomar en el hotel, pero al llegar al hotel no nos quisieron atender!!!, con la excusa de que era tarde, ni siquiera un café, nada !! Muy cansadas, contentas por la cumbre pero decepcionadas por la atención del hotel decidimos seguir hacia el campamento.
Es un cerro muy lindo para hacer, tiene todo, arroyos, penitentes de hielo, paisajes increíbles y la vista del Aconcagua desde la cumbre que es imperdible.
Lo hicimos despacio, disfrutando de cada momento y de cada paisaje, valió la pena el esfuerzo.