Cuando asomados a un paisaje intentamos comprender como se formó, que antigüedad tiene, que fuerzas lo modelaron, suele sentirse desconcierto. Todo parece caótico, indescifrable.
Esos sentimientos han dominado durante siglos a quienes se interesaban en las ciencias de la tierra.
Tiempo atrás, en la puna Catamarqueña-Riojana, acabábamos de llegar a la cima de un cerro alto y virgen, cuando mi compañero dijo emocionado: “... Somos los primeros humanos desde la creación... ”Para mi entrañable amigo, “la creación” era un solo evento contemporáneo y universal. De origen religioso, el creacionismo fue la explicación que durante mucho tiempo se dio al paisaje.
Intentando poner cierto orden, un religioso llamado George Cuvier, postuló una teoría denominada “catastrofismo” que sostenía que la tierra se había formado -alrededor del año 4000 A.C.- en una serie de eventos catastróficos y rápidos que después habían dejado de actuar por lo que, desde entonces los paisajes habían quedado "fijados".
Se atribuye a James Hutton, considerado el fundador de la Geología moderna, haber descartado las apariencias y postulado que en realidad las cosas están cambiando continuamente, aunque -normalmente- en muy pequeña proporción. Así que para que la acumulación de pequeños cambios haya generado los grandes paisajes, debe haber transcurrido mucho tiempo. El planeta –concluyó Hutton- debía ser muy viejo.
Pero no siempre las cosas son tan lentas ni se pierden en los milenios.
Hace unos años mientras un campesino mejicano trababa la tierra en su campo seabrió una fisura que comenzó a vomitar gases y lavas. En un lustro se formó una montaña, el Volcán Paricutín, que hoy en día puede ser visitado en una excursión turística. Allí “La creación” es un evento que data solo de algunos años...
Sin embargo, dejando de lado excepciones, hay una regla para conocer rápidamente la edad del paisaje: tiempo y tamaño suelen ir juntos. Grandes rasgos son antiguos y han demandado mucho tiempo. A medida que el tamaño disminuye el rasgo suele ser mas joven. |