El pasado martes 25 de febrero (2020) encuentro a un montañista a quien para preservar su identidad voy a llamar de 40 años, padre de dos hijos, a escasos metros de campo La Hoyada del Mercedario a 5650 metros totalmente desorientado, fuera de senda y sin saber que hacer. Llevaba dos noches allí y según manifestaba había subido en solo dos días desde el llano convencido de que estaba aclimatado por haber estado dos meses antes en el Volcán Ojos del Salado.
Lo concreto, y siempre reconstruyendo su propio relato, es que a duras penas se las arreglo para llegar allí y montar campamento. Según cuenta llega casi a la noche a campo La Hoyada (5650) y luego de pasar una jornada de mucho viento en la que casi no se movió de la carpa cuando se quiso incorporar empezaron los problemas.
Luego de 48 hs la altura ya lo había afectado demasiado como para poder bajar por sus propios medios y ponerse a salvo por si mismo. La montaña lo había dejado llegar pero ahora el no podía salir, una encrucijada muy común en el ámbito del montañismo. Al intentar bajar equivoca el camino (se estaba yendo por el tristemente llamado glaciar Paduszcek) y consciente de ello se detiene (acción que le salva la vida en primera instancia) e intenta mandar mensajes por un dispositivo Inreach (acción que de no haber aparecido nosotros podría haberle salvado la vida). Sobre el punto, voy a decir dos cosas: una conexión telefónica o satelital con la civilización no soluciona nada de por si. Al mandar un mensaje inreach, debería haber tenido algún contacto del ambiente que supiera gestionar una emergencia y que ante todo viera el mensaje a tiempo. No lo tenia. Su esposa recién por la noche le contesto sin saber que hacer. Nosotros si pusimos en aviso a las autoridades en Barreal pero las mismas se limitaron no por falta de voluntad sino, expresamente, por falta de recursos, entrenamiento y personal, a esperarnos en el refugio a 3200 msnm. En mi experiencia personal conseguir ayuda del Estado en tiempo y forma en la mayoría de nuestra basta cordillera en pleno 2020 es aún una utopía.
Al llegar a la escena y por expreso pedido suyo bajo a donde se encontraba y me encuentro a NS en las siguientes condiciones:
Edema y palidez general.
Perdida de fuerza (no podía ni ponerse los guantes solo).
Desorientación espacio temporal (se encontraba fuera de la ruta de descenso bajo riesgo de enriscarse en la cara este del cerro).
Descuido general (pantalones bajos (léase culo al aire), inadecuadamente vestido para el frio y viento reinante).
Signos de deshidratación.
Imposibilidad de sentir la lengua hecho que le dificultaba el habla y la posibilidad de comer.
Un audible edema pulmonar.
Al llegar a la escena me limito a registrar que tan consciente se encontraba para lo cual le hago algunas preguntas de rigor.
Conclusión: sabia en que marrón se había metido y estaba en shock (léase estaba todo cagado). Para eso ante todo lo tranquilizo y le hago saber que lo vamos a ayudar. Luego le pido el Inreach y también mando un mensaje de tranquilidad y de la situación a quien fuere que leyese abajo. Para finalizar cargo su mochila y lo ayudo a volver a la senda, hecho que nos lleva 30 minutos a pesar de ser solo unos mts de desnivel positivo en acarreo. La segunda acción a tomar para contribuir a su calma fue explicarle que estaba pasando y que iba a hacer.
Tres medidas tomé, abrigarlo, hidratarlo y esperar que venga el mas experimentado del grupo y jefe de la expedición en la que me encontraba para hacer una evaluación final y tomar una decisión. Esa espera fue la excusa ideal para estabilizarlo tanto física como emocionalmente.
Lo primero que dijo Sebastián Aldana el guía (AGM) al llegar es irreproducible. Lo segundo fue “Macho, tenes que bajar ia”. Para ello había que sacrificar un ayudante y por suerte tenía tres. Dos trabajaban en forma directa para el en la expedición comercial que estaba llevando adelante para Jujuy Expediciones, el tercero, deportista que estaba de visitas entrenando para una futura expedición a los Himalayas, osea yo, no tenía un vínculo comercial con el grupo y solo los unía la camaradería propia de la montaña. Por lo tanto no dude un segundo en canjear cumbre por vida.
De no haber sido así, de no haber habido un tercero en cuestión, la expedición por la que los clientes, algunos de los cuales habían venido de países tan lejanos como Francia y habían pagado muchos dólares para estar ahí hubiera corrido peligro de tener que terminar antes de tiempo. No ya para socorrer alguna atrevida acción de un profesional de la montaña al que le fallo algún calculo medido o por una mala jugada de la vida acaecida sobre un experimentado montañista (cosa que hay que tener para ir solo en estilo rápido a la 8va montaña mas alta de occidente) sino por un inescrupuloso acto de inconciencia de NS.
Tres acciones toma Sebastian: primero ponerle 2 decadrón inyectables (16 mg en total), cosa que lo hizo reaccionar y tomar fuerzas para comenzar el descenso según luego contó. Segundo cruzarle un improvisado arnés de pecho con una cinta, sujetarla a un mosquetón que luego quedaría vinculado a un cordin desde donde yo lo detendría en caso de caída hacia adelante. Tercero le dio las siguientes indicaciones: nada de comida por ese día, mucho liquido, dormir esa noche al llegar a campo base de sentado, no seguir avanzando de noche por peligro de caída que podría agravar aun mas la situación. Al día siguiente al llegar al refugio ir directo al hospital.
A poco de empezar a bajar hubo un gesto de mucha ayuda que torció en favor de la vida y de la camaradería la secuencia y fue el te y el agua que nos gestionaron 3 colegas en el campo Pirca de Indio a 5200. Un gesto de un valor tremendo que estoy seguro no todos harían dadas las condiciones y el trabajo a realizar a esas horas donde el sol ya no abriga y el viento acaricia helando las ganas de cualquiera que ose pensar salir de la bolsa de plumas. Llegamos mas allá de la 1 am a campo base (4300) y luego de arropar y acostar a NS con un termo de te a su lado pude descansar unas horas. Concretamente creo que solo montañistas acostumbrados a estos regímenes de trabajo pueden hacer algo por salvar a NS sin ponerse en peligro ellos mismos. Distinto hubiese sido si nos agarraba luego del esfuerzo de cumbre y no antes. Tampoco hubiese servido que lo dejaramos esperando para tirar cumbre y lo hubiésemos bajado dos días después. NS tuvo mucha suerte de cruzar a una expedición grande como la que llevaba adelante Aldana, de no ser así, solo un equipo preparado y venido de abajo podría haberlo salvado. Y como ejemplo que sostiene lo que digo solo voy a citar el caso de los españoles en el Ojos del Salado en 2015 para aquellos que tengan memoria o un buen buscador web. La verdad es que tarde en dormirme, estaba concentrado escuchando la ronca respiración de NS e insistiéndole en que no se acueste sino que se mantenga casi sentado. Luego además tuve que bajar un cambio y buscar mi equilibrio, la mejor forma de seguir ayudando a NS en esa situación. Fue importante para el (manifiesto) que yo lo ayudara con buenas formas a intentar poner un pie delante de otro. Y para ello tuve que trabajar la paciencia a cada momento. Puede ser muy frustrante ver a una persona avanzar tan lento y torpemente. Pero perder los estribos o utilizar la violencia como forma de trabajo no creo que contribuya en nada, nunca, a ninguna altura.
En la segunda jornada, ya mas descansado, con la luz del día y comenzando a dejar atrás la gravedad del cuadro fui aun mas consciente de ello. En concreto caminamos por casi 7 hs un trecho que podríamos haber hecho en 2 o 3 hs yendo lento. A diferencia de lo que yo esperaba a medida que bajábamos NS se ponía cada vez mas lento y torpe. Los metros ganados no compensaban el desgaste que venia infringiendo a su cuerpo. Para entonces ya había comido algo y un detalle que olvide mencionar es que lo que ayudo mucho la primera jornada fue proveerle cada unas dos horas algunas gomitas con cafeína que toleraba bien. Otro dato al tomarle la saturación a 5600 dio 66 y 120 pulsaciones. Ya en el base saturó 73 sin mejora en las pulsaciones dado que seguía con problemas para respirar. Al llegar a la camioneta estaba por arriba de 80 y en Barreal una vez en el hospital casi en 90.
Al llegar al refugio Gendarmería (grupo GEAM) tomo la posta y acompaño a Barreal a NS. Dos días duro la evacuación. Una jornada de 9 hs hasta el base y otra de casi 7 hasta laguna blanca a 3200 msnm. Porteo doble para mi bajando a paso del rescatado que encima fue recuperando cosas que había dejado por el camino tales como grampones y bombonas de gas. Los tres oficiales de Gendarmería nunca subieron mas allá del refugio a ayudar. Se limitaron a esperan en las camionetas todo el día hasta nuestra llegada si bien estaban al tanto de la situación desde las 4 pm del día anterior y se encontraban al pie de montaña desde las 9 am de ese día.
Los estudios hechos por los médicos arrojaron una placa pectoral casi blanca producto del liquido en sus pulmones y el análisis de sangre una cantidad anormal de glóbulos blancos que lo llevo a tomar antibióticos y sospechar de algún cuadro previo de infección que se agravo con la altura. No quiso ser hospitalizado y a la mañana siguiente siguió viaje como si nada no sin antes dar las gracias, gesto que sentí totalmente falto de toma de conciencia de la gravedad de la situación. A mi parecer se fue aún inmerso en un mambo que quizás le dure dos o tres días sacarse de encima. A pesar de todo y sin excusas... ¡¡¡Vamos por mas montañas!!!